Llegué a Barreal y sin un solo dato de nadie, estaba perdidísimo. Le pregunto al chofer y me alcanza hasta el Hostel, con desconfianza entré y esto fue lo que me fui encontrando:
Trato
Raro. Ambas encargadas (una mañana y una tarde) tienen un trato extraño, no malo ni de falta de respeto, sino simplemente raro, es como dificil comunicarse y como si no estuvieran justamente para cumplir con su función que es comunicarse con el huesped.
El Dueño, sin embargo, excelente trato, y, luego haré un breve comentario de color respecto a eso.
Del "Centro", 900 metros. Es lejos, pero realmente vale la pena estar alejado, además, los micros te dejan y pasan a buscar exactamente por donde necesites. Se presenta un poco de molestia al momento de tener que ir a comprar algo, pero si no te molesta caminar, no hay problema.
Instalaciones
Excelentes la verdad, desde la cocina, hasta el quincho.
Tiene Pileta perfectamente limpia, un parque hermoso para poner carpas y cantidad variadísima de habitaciones.
Camas excelentes y la construcción muy buena, de hecho sufrí un sismo con epicentro cerca y la construcción se la bancó perfectamente.
Hay que detallar la cantidad suficiente de baños y por sobre todo, la limpieza de todo el lugar, impecable por donde se lo viera.
Cantidad de gente/Disponibilidad
Sobraba por todos lados. Habia un grupo aprox. de 10 personas y el espacio no era un problema, tanto para dormir como para comer. Dispone de un quincho enorme que fácil pueden entrar 50 personas.
Mesa de ping pong, hamacas paraguayas y ofrecen servicios de excursiones y Rafting.
Curiosidad
Pablo Schlögl, el dueño del hostel, fue parte de la primer expedición argentina en hacer cumbre en el Himalaya sin oxígeno, en el 93. Tiene fotos y todo, realmente para sentarse a escucharlo lo que tiene para contar. Yo no llegué a hacerlo pero si me contaron los compañeros que me encontré ahí.
Puntaje general